Adiós, crédito, Adiós

Debido a la ausencia de obras y porque el Ayuntamiento se ha convertido en una bomba de tiempo por sus altas deudas, las autoridades municipales intentaron conseguir un préstamo de Banobras por más de 100 millones de pesos. La verdad es que les ha salido más caro el caldo que las gallinas.
No cayó en gracia el rechazo del Congreso del empréstito cuya razón principal para no autorizar el crédito fue que no estaba debidamente justificado.
La deuda que dejarían hubieran comprometido a por lo menos 6 administraciones venideras, pero el barco se hubiera enderezado, por lo menos en la administración de Pinto. Lo más probable es que sigan en la insistencia de reestructurar sus pasivos para pagar lo más urgente: sueldos (de sindicalizados claro), gasolina, teléfonos para los funcionarios, luz y comilonas, vaya, el improductivo gasto corriente. Lo demás, especialmente las necesidades legítimas de los ciudadanos, deberá esperar como siempre.
En ese sentido, el verdadero papel del alcalde Juan Carlos Pinto en la administración tecomense es sanear las finanzas y enderezar un poco lo producido por las secuelas de la huelga. Su papel no es el de hacer las grandes obras, ni emprender programas sociales, mucho menos culturales (no le pidamos peras a los nopales). Su labor, en este momento, es la discreta reestructuración administrativa de su gobierno, para que los que vengan tengan un mayor margen de maniobra, es decir, sentar las bases para evitar la hipotética quiebra del ayuntamiento. Eso, en palabras de Bismarck sería “los estadistas piensan en la próxima generación; los políticos, en la próxima elección”. Y desde que empezó la administración, Pinto no se ha quitado la camisa de su campaña electoral.
Poniendo el ejemplo
Lo que si es para destacarse fue lo realizado por el alcalde capitalino, Mario Anguiano, quien se fue en camión al DF al 79 aniversario del PRI para no cargarle el gasto del avión al erario público, además no cobró el día en que estuvo ausente. Eso demuestra que para ser consientes, no se necesita mucha imaginación tan sólo voluntad, pero claro, hay otros, que pesar de la difícil situación económica de su ayuntamiento, deciden andar volando en sus nubes de opulencia y derroche. Mario Anguiano no necesita de falsos protagonismos, ni recurrir al exhibicionismo barato, simplemente su trabajo habla por él.