miércoles, 2 de abril de 2008

El desmadre del centro II

Hay que decirlo claro: Es un desmadre la remodelación del centro histórico. Parece que la única voz de sensatez que hay en el ayuntamiento es la del director de la Comapat, Gildardo Álvarez (y ni siquiera es del ayuntamiento, porque la Comapat es un organismo descentralizado, caray), en donde ordenó que los trabajos de reestructuración del drenaje del centro histórico de Tecomán se hicieran por las noches para no causar, las de por si, demasiadas molestias que desde hace meses ocasiona la remodelación del jardín y calles aledañas. Aunado a que no hay espacios de esparcimiento, ni se puede transitar con vehículo por las calles, y el polvo que levantan las obras (¿Polvo en Tecomán?, ¿Qué es eso?), tampoco hay movimiento que genere derrama económica. Esta sí ha afectado verdaderamente la economía de los comerciantes establecidos y ambulantes, y no la huelga como algunos ilusos quisieron hacer creer. Pero bueno, paciencia, que según nuestras autoridades va a quedar de rechuleta, y olvidaremos muy pronto estas inconveniencias. Esperemos, de verdad, que valga la pena.
Vida de Lujo en Villa de Alvarez
Los que si están echando la casa por la ventana porque los recursos sobran en su municipio, son dos regidoras de Villa de Alvarez y su alcalde, Felipe Cruz, que se fueron a buscar la solución a la pobreza de los villalvarenses a Atenas, Grecia (Unos dicen que el verdadero motivo es que los griegos buscan importar la petatera para la próxima olimpiada). Cuando me enteré del rumor, me puse a investigar junto con mi compañero el reportero Gustavo Magallón, para publicar la nota, y encontramos que efectivamente se fueron con todos los gastos pagados por el erario público, sin autorización del cabildo, además de una propinilla extra de 60 mil pesos para que nos traigan unos recuerditos. Si usted no sabe donde queda Atenas, no se preocupe, las autoridades tampoco saben donde está la pobreza (ni la vergüenza).
La última y nos regresamos a dormir
Vaya exhibida que le dio un medio de comunicación al alcalde Juan Carlos Pinto, al descubrir que llega tarde a los eventos porque su sueño es incompatible con la puntualidad. Ya se lo ha hecho dos veces al gobernador, una a los adultos mayores, y tuvo esperando, por más de tres horas, a los niños que iban a ser regidores por un día. Por lo menos el irrespeto es parejo para todos, sin distinciones: ¡Una buena para el alcalde!

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